Tú

Natural, sencillo, sincerado… te quiero así, tal cual,
sin brocas en mis manos,
te quiero fino y firme, suave,
Mi vicio sano.

Tú… el que es un Hombre buscando…
… siente… en mí

Romance.... Dos mozas, el zagal y el camión de híno

Dos doncellas y un galán

perseguían el camino

que lleva d’este a otro prado

del marquesado vecino.

.

Paseaban viendo flores

con el galán pollino,

cuándo apareció de pronto

un camión de... híno

.

Uy, qué juglar deslenguado,

qué sensación, desatino,

puedo decir, consolado,

de pajillas, que es más fino.

.

“Mirad, zagalas, mirad,

que romántico el destino

que pone d'entre las flores

a este camión de híno”.

.

Eran los dos corceles

de nacionalidad rumanos,

cuándo las mozas ligaron

pajillas e híno con manos.

.

¡Un ángel cruzó el camino!

¡El silencio fue inhumano!

”Dos corceles, dos rumanos,

dos pajillas... ¡cuatro manos!”

.

El galán no daba a basto

con las risas de las mozas.

”¿pero qué os pasa, zagalas,

que tenéis mejillas rojas?”

.

“Qué calentón, caballero.

Híno, pajillas y hojas

son para nuestros oídos

peor que comer chistojas,

.

y aunque con chorizo

frito nos contentamos,

mohíno, ahora nos vienes,

romántico, con tu camión de híno”

.

“A chistoja no me llega,

que soy personaje fino,

pero chorizo os daré

que es bueno para el camino,

.

incluso le pondré migas

si me dejáis un poquino”.

Y así quedó nuestra escena

en el cruce del camino.

.

Ni chorizos, ni chistojas,

ni galán de morro fino:

se quedaron las dos mozas

con el camión de híno.

.

.

G.E.A.

Locura... Vía Láctea

Ummmm… Titán azulado de verdes rasos, fornido y delicado, tus luces, destellos y curvas dominadas por pasiones… mi manzana, dulce, ácida… abriendo los labios, sirviéndote a mi antojo, mordisco crujiente para saciar mi hambre…un hambre erecta y sutil, hábil y discreta, fuerte y viciosa. Acariciándonos atrapados, descapando leches mordientes, tirando de un hilo, suave, dulce, acompasado, separando, culminando, adoptando posturas y caricias soleadas…

Sí, Cómeme vida… que se deshace tu cielo, sorbida y arañada en tus ramas. Crece, hínchate, ciégame en tus piernas fornidas, bordeando la barra, con una mirada profunda, tímida y fogosa, contenida en mi césped, entre mis vayas, apretada como una uva entre tus dedos, esperando ser exprimida, chorreando vino a tus labios de perdición…

Ciega loca, mi puta en un caserón rojo, tierra de vinos, senderos verdes, encaje y lino, gateando por tus pechos que se coronan celosos para despeñarse por las piernas que caminan y caminan. Incesantes. Amanecer rojo al mar de la concha… Hoja roja, pluma de fuego, tinta en mi lengua porque hoy estoy aquí, donde rompe el mar el cielo y estoy atrapada en tus labios, en una copa que nos sirve sabores arrancando estrellas al camino del que con sus zapatos hizo suspirar el cielo.

Y vuelve a ser Nuestro Palacio de Fuego, al amparo de montañas, en una habitación habitada por anfibios, cercada de montes, de caminos de estrellas y sol blanco sobre las viñas. Se escuchan los aullidos y dos derrochan locura, muerden la manzana… Virgen vendimia que paseando por los jardines, buscando el olor y el canto de un pez, nos hace Locos Trovadores… police y duendes de los paraíso de los picos, agua, verde y deseos húmedos ocultos bajo sus copas blancas...


Que vuelve la gata a morder los pechos, la oruga a acariciar sus tallos, destrenzándolos mientras los milanos sobrevuelan las torres, dejados a las corrientes y sueltan su pelo…

Mi patito...

Y nos hablaron de cuentos, de animales y bestias
y nos hablaron de espejos.
Espejos de sueños
reflejos sin techo
Espejos de rabia
Cristales sin fondo en el que vernos era ver al otro
y ver nuestra ignorancia

Y me contaron tus ojos y te contaron los míos
Historias reales,
presentes, plumas y picos de colores
que huelen a seres de día y de noche
de colas reales y espejos cómplices en vida


y sólo tú… puedes verlo


… hazlo!!... sin miedo ;-)

Podría agitarte como una botella de champagne
y cuando quitara el corcho, beberte en una lluvia refrescante junto al mar.
Podría ignorarte suavemente, provocarte sin palabras, adecentar mis caderas y usar mis ojos para fulminarte, ser la Dama altiva
que te lleva a un portal.
Podría comerte, cederte mi cuerpo, abrazarme a tu pecho… podría, podría, podría…
Pero… hoy… soy a tus labios, que no en tus ojos mi cielo,

tu sonrisa.

Brisa exótica que irrumpe en tu hogar de ciudad.

Se agolpaban sobre su escritorio. Cientos de cartas, de confesiones negras, querencias ocultas que sobrevolaban instantes antes la habitación. Tenían los picos retorcidos hacia arriba, bebían de la lluvia sangrada y gritaban ásperos mugidos agitando sus largas colas.

Era hora de ponerlas en orden, de guardarlas en algún cajón que sólo ella conociera y sellarlas de forma que nadie pudiera padecer sus efectos, infectaban el aire de fragancias seductoras, liberaban arcos de colores al antojo de los ojos ensimismados del observador y cuando los tenían a mano les atrapaban con sus mil brazos, atándoles con fuerza y un aguijón se clavaba en el centro de la esfera multicolor.

Un filete de letras sobre el lazo rojo:

Recuerda siempre que eres Libre

Y amaneció en la noche,
un joven mago adelantó el reloj
e Irlanda se hizo cielo.
Risas, mofas consentidas
guiños entrañados,
muecas controladas,
un giro de la varita
y el roce de los dedos se devoran a una piel.

Reconóceme, bésame, acaríciame
y luego danza,
olas, dunas, montañas y volcanes
acompasados, gemidos,
lamidas,
sentidas, versadas y palmeadas
y se hizo día
y se hizo luz…

porque de unas pequeñas caricias,
empezaste follando mis manos,
bebiste los ríos,

y cantó mi gallo

tú tú (y sólo) tú tururú

Inmaculada

Inma tiene 29 años, ojos azules y una sonrisa dulce siempre en sus labios. Llegó a mí hace unos meses, dolores inmovilizantes recorrían su cuerpo de forma caprichosa, día a día. Inma es suave, blandita y de color azul apagado, con lunares rojos y negros brillantes, su sangre late despacio y sus ojos se humedecen con facilidad, huele a claveles al atardecer.

Ella misma me cuenta como nadie la toma en serio cuando llora

– simplemente me apetece llorar, no me entienden.

y luego me sonríe, me devuelve una mirada dulce mientras voy siguiendo los pasos que me va marcando su cuerpo. Trabaja en un hospital,

- ... nunca debí hacerlo, sufro todo como mío. Ayer intenté convencer a un compañero para que no deje su trabajo. Su madre está enferma y le queda un año de vida que quiere pasar a su lado. Yo estaría dispuesta a hacer sus turnos…

Hace unos años compartía salidas con un amigo gay, la llevaba de concubina a los lugares más oscuros de la ciudad, le esperó mil noches frente a la puerta de un baño para acompañarle luego de vuelta a casa limpiando de culpabilidad sus impulsos. Por aquella época su madre enfermó y ver desmoronarse la columna del templo la impulsó a buscar guarida donde poder resguardarse del frío en las noches de invierno.

Inma tiene rotada su cadera izquierda y sus pasos se hacen duros hacia la derecha. Hoy se resiente de dolor en las rodillas,

- No compraré horas de trabajo ni dejaré de disfrutar de mi marido, de mi sobrina, de mi madre y mis amigos.

Inma llora al tiempo que descargo su espalda y desplazo el calor a su zona más basal, me mira ausente en sus pensamientos y sonríe, no deja de sonreírme.

Hoy se ha despedido de mí con un beso, muy suave y profundo en la mejilla derecha mientras se abrazaba a mí. Me ha mirado a los ojos y me ha dicho

- Soy afortunada, soy feliz.

No des tregua. Ella estará esperándote, sin ropa
como es habitual.
Esta noche no hay cena, no al menos a la que estás acostumbrado.
Esta noche no hay luz, no al menos de la que sueles valerte.
Está sincerada en su piel, esta noche está revolcada,
como es habitual.
Pero
esta noche,
esta noche…

¿Qué fue de la inocencia en los sueños?... que dulce el despertar a las fantasías.

Cargas de emoción en nuestras venas, recorriendo cabeza, tripas y sexo, estremeciendo nuestros sentidos.

Sueños en esa mirada cómplice del deseo, que como niños, entornando los ojos, podemos hacer realidad.

Tratando de poner en orden las nubes,
los colores,
las piedras de sabores.
Han quedado en mis manos
pinceladas de flores.
Llegar, abrazarte, besarte.

Cuadros en barca,
multas, pies sin prisas.
Una fiesta,
un discurso,
unos labios sin sellar y el destino al piano; allí Van Gogh y Felipe II son azules, el Bosco viaja en alfombra roja y el Greco tintinea las cadenas a la luz de piedras blancas, velas negras, coronas enjutas de espinas, saltarinas junto a las sedas.

Miradas, roces,
cine de gatos con cola de burro
y ogros dulzones.
La inocencia tiene ojos,
es del sol,
padre a tus manos,
círculos que calientan turbulencias,
que calman días de oscura pasión.

Y pintas, pintas, pintas una y otra vez, esas nubes blancas, ora finas, ora brochas de oro al mundo del silencio y tú… torre de pizza.
Caminar,
tus nervios,
nuestras risas.

Victoria en las copas,
lágrimas de emoción,
un beso de la hechicera
y el mundo en tu bolsillo,
sólo tú…. el desnudo que tira a su paso, preservativos melocotón.

"... en las caricias al sudor de mi carne, el grito de tu dureza en el placer, la toma en posesión de mi cuerpo. El orgasmo lascivo de las pieles salvajes que se deshacen en embestidas para hacerse en la unión proscrita del dios carnal... al instante de pasión descontrolada al universo, en el caos del suicidio a la persona y su acogida animal, en sus esencias... "

He cosido
un manto blanco
y otro negro.
He calzado
zapatitos de charol,
montar en burro
risas de conejos,
tomates y uvas bajo el sol.


He zurcido un agujero,
un agujero en cada una de ellas
y las he pegado por la espalda

Y se comunican,
Y se trenzan doradas,

he puesto mis recuerdos,
los tuyos,
los que escucho,
los que no oigo,
raíces de rocas con alas,
vida que luce,
Dama emputecida
con labios de cristal,
mi dulce elixir, mi trono de paja
mi cama

Un pozo de fuego
para que huela fértil su tierra,
guardián de sueños húmedos
de barro y nubes, coral y ámbar mañanera


He cosido,
un manto blanco
y otro negro

La mesa era austera, de madera y algo de hierro, malos dibujos, demasiado tiempo y el barniz abrasado, verano, otro verano. La abuela acariciaba mis manos, quería que le hablara del acertijo de su mandíbula, de sus bailes desdentados. La profesora preparaba un discurso para padres de pequeños educados, algo que les hiciera ver. Ella había pasado el curso enseñando a los niños a reconocer el arte, a distinguir sus trazos y ahora debía dar el siguiente paso, convencer a los padres de una simple visita al museo, a un teatro. A su izquierda una sirena abogaba por las llanuras, por los senderos puros, la entrega más sincera, más rotunda.

Sobre la tabla, junto al café, una nota blanca, unas letras escritas en silencios;

… Sensual…
sensual es el beso delicado
que de barbas blancas y negras
huye incontrolado,
que roba cordones y jugos
desde tu vientre

es la caricia…
que almohadilla los ojos,
tallada a tu falo,
hombre de agua
mente ávida, fiel indecente.

… que me cantes
y yo te mire
y sonría
con mi boca llena,
sensual es que mis muslos
sean humedales, veletas inocentes
y en las nubes…

Reí, reí a carcajadas y les grité…

- Mirad, mirad!!.. mirad como roban viejos sueños aquellas cigüeñas

Pasearé con mi cesto
de nardos rojos,
y blancos.
Brindaremos los jardines,
las coronas de la corte,
sus luces,
su curso,
su mundo de razas,
saltaremos sus cimas
rodeados de cumbres.

Sedas,
esparto,
un pañuelo en mi cabeza
y un vestido entallado.

- Báilame mi chulo,
sobre un adoquín,
que el reloj que da el inicio
vuelve besando la nariz…

Fantasías y arte,
musa de cuna,
tu próxima estación,
mi pecho de gata
… que para mi es tu alma de nardo
mi cachito de cielo,
mi mar de tierra,
mi vicio más castizo

pa ti… mi cesto floreado

Revuelve entre los contenedores, entre las bolsas, rebusca pequeñas cosas, hacendosa, laboriosa. Sus pequeñas manos tiñosas se ríen, hacen una lista de las miradas vacías. Toma esas insignificantes, desembarazadas cosas, guiña un ojo, escucha su alma, la despertó la Aurora y es trabajo ahora lo que toca.

Nuevas margaritas
florecen en mi maceta,
las nubes y Tor,
mi jaula de oro,
tu calor,
tu deseo,
mi descaro divino,
mi corazón en un río
de viciosa flor

Ella sigue, no me ve, revuelve, revuelve y vuelve a recoger, lo guarda en un carrito, a un lado de su retoño engendrado por el vino.

Me miro, pienso… yo también guardé mi cajita, mi tesoro… ¿dónde está? Fotos, cartas, sueños, gritos rotos… dedos que se pierden en cuevas de dragones, caricias frescas, añeras depravadas, libres de dogma, destetadas de las agrias leches de los gavilanes sin corazones.

Ha cogido algo entre sus manos, lo mira, sonríe, lo aprieta contra su pecho limpio de culpa, de razones. Se vuelve sin prisas, sonríe a su pequeño, cierra bien su mochila y emprende camino… con su tesoro

Sí, sí, sí… ella lo sabía. Existían esas princesas tímidas y ojerosas, dulces y viciosas, juguetonas y risueñas que asomaban la cabeza por la almena y miraban el horizonte anhelando su melena. Ella se codeaba con los duendes regordetes, las sirenas pelirrojas, los guerreros con pechera de hiel, los que entonan serenatas y que con su voz angelical enamoran erizando la piel. Que no existían los conejos sin relojes, ni doncellas sin bestias feroces… que los cuentos son reales y lo que haga y pida… grita al que oye sus voces.

Sí, sí, sí… ella lo sabía. Brujas guapas, reinas feas, diosas niñas, mujeres sin tiña, que sólo el caballo deja heces y orín al galope de su grupa… y de que linda manera. Y

desde su balcón,
asomada,
riega mar al que la besa,
sal y miel,
blanca luna,
diosa a los pies,
del cielo que la empuña

¡¡Escúchala!!... pide más, quiere más

Jadea

Y serán de frescas aguas
Cierra los ojos mi amor
Cierra los ojos
Descansa
Yo abrazaré tus sueños
Y si los abres,
si los abres
bésame mi cielo
Métete en mi cuerpo
Enróllate en mi pecho
Límpiate la piel
porque blancas son mis aguas
blanco es el suspiro
que devuelve a mi vientre
tu alma

Espetaban a los bufones. Eran días sin sol y noches sin luna, arrastrado sus pequeños cuerpos roídos, deiformes entre las siete paredes de un cuarto oscuro, lleno de luces, ese color que sólo el interior descubre; su cuerpo, su sonido, su sabor, su olor, su tacto… su aura… los latidos del corazón.

Se reunían a comer en el centro, sobre una vieja alfombra, sólo sus dedos cuarteando las carnes, arrancando las hortalizas con sus raíces, sólo sus dientes afilados desgarrando los trozos que restaban sobriedad a sus rostros. Cada uno de ellos volvía luego despacito a su lugar, a su pared, como el que levita, difuminándose con su color, con calma, sin prisas. El séptimo era el más primitivo, dibujaba un círculo en el centro de la estancia antes de desaparecer, dibujaba en su mitad los opuestos, como un escombrado tabique del paisaje y se diluía… parte de él.

El niño, guardián de su cajita, de plata y oro sobre la mesilla, la abría y la cerraba a su antojo, era suya, sabía que los sentidos no podían escapar, su fuerza lo era todo y no era nada desde su lugar…

agua,
…….fuego,
tierra,

madera y metal.

Hilaremos una danza
Besos libres que cazan sueños
Risas depravadas,
inocentes, solteras de amenazas
Sedas de colores
que en la cintura vuelan sin alas

“Alzó sus delicados brazos, cruzándolos sobre aquel cuerpo sudoroso que parecía cobrar una nueva vida, elevándose y arrancando de un solo golpe los dos pequeños estiletes que recogían su negra cabellera. Un torrente ondulado de oscura noche se abrió paso sobre su rostro, negros bucles parecían querer acompañar el calor de las corrientes que se elevaba desde sus pies. Sus ojos se perdieron en un firmamento de estrellas y en su cuello una pequeña luna creciente enrojecía al reflejo de las llamas. Sus pechos sedientos quedaban al descubierto, traspasando las sedas doradas que instantes antes ocultaban a la vista su candidez y su fragor.”


Hilaremos… hilaremos una danza
Tambores en la jungla
sabor de olores
Especias en los ojos,
lagunas de pasiones
Campanillas con estelas de colores

Hilemos las caderas
Hagamos una fiesta…
hoy es el día… mar de plata en mi cuerpo
escucha, ríe, música… hoy el animal anda

Hazlo sin miedo, ódiale por cazarte en vuelo, muérdele y arráncale la carroña que cuelga de su cinturón de cuero. Arráncale del pecho esa marca que tú misma hiciste y desangra tus ojos, no por placer sino por ira, llena de enojo. Verás que es un fantasma, que no sufre, no implora, un fantasma que no dice nada.

¡¡Venga!! Patalea con fuerza, te ha robado las alas, azotó tu cuerpo y arrodilló tu alma, dale más y más, nunca supo lo que tenía, lo que pedía, ni lo que es la voluntad entregada.
Verás pequeña que te muestra el otro lado, la falsa luz que sólo devuelve el reflejo de un animal dañado.

¡¡Tírale!! Arrástrale por los pelos, fóllatelo como tantas veces lo hizo al negarte ser mujer perdida de pasión y de deseo. Córrete en su cielo.

Ya pasó… tranquila, estoy aquí… ¿Te has visto princesa?... Mírate, yo te sostengo, tienes alas, eres Dueña de tus risas, tienes lágrimas para seguir sufriendo por amar con desvergüenza, libre del viento… Sí… brisa con alma.

… Un azucarillo entre mis labios,
tu isla al naufragado,
torres de marfil en mi pecho,
un arco iris por flor
nacen en la tumba de mi sexo…


Dos rosas con hierbabuena
madrugan a quien la espera,
el rocío del galán
sobre la toalla naranja
serenata que madruga
Shhhh… viene pronto, luego va… y volverá

Danzo, canto y río
titilar de campanillas
magia al que despierta

- vida
sigue
dame, quiero
… bebe… más

La terraza lo dispone todo; cerveza fría, una tapa, los transeúntes, las gafas de sol y el ruido rodado sobre el asfalto, una sombra, un libro vacío sobre mis manos.

Les oigo, se recriminan no haber cuidado limpiar las gotas de los meados, una llamada, un ¿cómo estás?… los niños juegan con los gorriones, Julia confiesa a Pepa no haber tenido en su vida un jodido orgasmo… Juán besa a María y entre jadeos le pide poner su polla sobre sus labios.

Me llevo la copa a la mano, ellos huelen tu cercanía, pero no encuentran esa silla a mi lado...

Podrían desmentir una y otra vez que enloquezco cada vez que retiras mi ropa a solas en tu cuarto, cada vez que te ciegas en salir corriendo de un mundo negro barato. Desmentirían que soy tu puta, vendida al jugo que vierte tu cuerpo sobre tu mano, cada vez que los gritos silencian máscaras que no oirían tocar jamás aquel viejo saxo.

Desmentirían que pasear entre estrellas es cada uno de tus besos al cuidar de mis sueños prelados, desmentirían que puedo ser simplemente tu hembra. Desmentirían que puedo ser tu señora sonriendo a tu ocio en otro lado.

Y todos afirmarían si les contara como la distancia no existe para dos almas que pasean de la mano, una tarde de verano.

Pero hoy he decidido sonreírles, guardar el secreto y seguir disfrutando.

He perdido un ojo, un pie y una mano… por derecho… arrancando los dientes a la bestia. Jugando a las canicas con perlas de un collar de fuego, adentrándome en sus entrañas y entregando placeres inconfesables a la luna, al viento.

- Basta, Basta… Basta ya!!

(... que cure mi cuello, que el fénix llore sobre ese lado de mi cuerpo, que la razón encuentre calma, vuelva a cuidar y enriquecer mi alma.)

La cortesía de mis movimientos, un dulce y sabio acompañamiento desde las sombras, acoplándome, musa de seda que arropa tus sueños, que sonríe y espera… Tomar forma bajo tus dedos, lidiar batallas de ardiente fuego.


Sí, Yo… Yo le arranqué los dientes a la bestia y jugué a las canicas con perlas de un collar de fuego…

Siempre encuentro un viejo campanario junto a la estafeta de correos. La carta debía llegar a tiempo, debía decirle todo lo que siento. Redoblan una y otra vez, consiguen distraer mi atención y el calor de la mañana me recuerda el olor de sus muros, sus sombras. El chirrío de su puerta, nada que ver con las cortinas de aire, estas me hablan de la historia, me confiesan sueños, flagelos y fantasías, me cuentan cada palabra callada, cada caricia cómplice escondida. Hace tiempo que está abandonado y por alguna extraña razón yo vengo a visitarlo, de vez en cuando. Siempre encuentro la disculpa para sentar mis nalgas desnudas sobre sus maderas, levantando el vestido para no arrugarlo, cerrar mis ojos, oler, sentir y escucharlo.

Dos niñas juegan a columpiarse al otro lado, puedo ver sus siluetas a través de las cristaleras, escuchar sus risas, separar levemente mis piernas y dejarme juguetona a sus caricias. Sugerirme a un encuentro y en mi dejadez, sin previo aviso, llega él, siempre él y me susurra al oído…

- Shhhhh!! Estoy aquí, veo que no lo has olvidado.

Sentada, evocándole, tan lejos de la herrumbre, puedo sentir como el sonido de sus aguas me balancea. Puedo sentir el pequeño recorrido salado que dejan sus besos sobre mi cuerpo, desnuda la mar en la orilla
… embriagándome,

despacio,

sin prisas…
El desconocimiento de sus huellas sinuosas en mi piel, su música envolviéndome sobre la palma de su mano de arena
… trazándome,
sin prisas.

- Qué distinto es aquí… su canto

Las aguas se agrietan en el horizonte, luminosas. Mis manos buscan atraparlas, encolarme a sus brazos, sus muslos, su cintura, sus hombros
… paladeándome,

despacio,

sin prisas…
Cálida y sensual, un alga ha serpenteado mi rodilla, se ahuyenta la oscuridad, el sol guiña un ojo plateado a la luna, volcada en mis caricias. Él viene y la retira
… disfrutándome,
sin prisas.


-Qué distinto es allí… mi canto

Acariciada… estirando la colcha a cuadros verdes, te he mirado golosa, la he revuelto entre mis brazos y me he tirado sobre ella, redondeándola bajo mis pechos,

( - ¿lo dudabas? Su rectitud me ha provocado….)

Hoy quiero romper al fuego que atenaza mis labios cada madrugada, desdibujando círculos húmedos, frotándolo insaciable… en Venus

Y tú…
Tú me sorprendes,
perdida en ellos,
mordaces,
astutos,
voraces…

Se lleva su primer empujón y ahí tenemos la mueca y la sorpresa, el vértigo y la velocidad; imparable, desenfrenado, incauto. Se me escapa una carcajada y le acompaño. He llegado en el momento justo, salir en busca de unos cigarrillos me ha regalado una imagen tan especial…
Hummmm!!! Su primer paseo en bicicleta, una tarde de verano.

Desperté húmeda de la siesta, he sentido palpitar tu erección bajo mi mano, la he figurado en mi interior, abrasándome en un escalofrío al tiempo que tu pecho se contraía de placer. Tus vaqueros ajustados, la camisa entreabierta, el avión. Veníamos a verme y he sido un caramelo helado a cada caricia de mi lengua en tus labios. Vértigo y velocidad.

Creo que el sillín me resulta apetecible, mi ropa interior ha sido desechada en el olvido de la concordancia. Un pequeño aullido escapa de mis tripas…

- Ahora no frenes… sigue. Muérdeme… corazón

Tiraban de los hilos; la cabeza a un lado, los pies a otro, ahora un salto. La pequeña bailarina movía sus engranajes cada vez que la sacaban de su cajita. Yo aplaudía incesantemente, la miraba, la contemplaba recreando el escenario, saltando hormigones y ladrillos, comiéndome el asfalto.
Hora sobre una montaña, hora sobre las aguas, hora mariposa de las flores. La sonrisa perpetua, sus ojitos de cristal, la música sobrevolando sus cabellos aterciopelados… gira, gira, elevando los brazos, la puntita de sus pies.

Arrancaba mis fantasías en pinceladas absurdas, recorriendo los escasos centímetros que nos separaban, con una luz envolvente, brillante y estrellada. No veía los hilos, no veía las manos, sólo esas telas vaporosas que seducían el aire y mostraban su diminuto cuerpo.

Vino a verme, besó mi frente y escapó por la ventana... sonreía feliz.

Mentus....

Oscuras figuras, marmitas plateadas que bailan sin sombra en la noche, se endulzan en sus perfumes. Pequeños gazapos de la lujuria que corretean extasiados entre risas.

Ellos tornan mis ojos negros, agudizan mis tacones y acorzan mi pecho altivo, insultante.

La dulzura, la ternura, la inocencia arrojada al precipicio por el abrazo del amor. Reclinada en mi rincón, levanto la cabeza, visto la luna de magia, las sombras de pudor… la oscuridad de pasión.

Se podían haber roto mil cristales a una sacudida de tus caderas. Los visillos blancos vuelan despavoridos dentro y fuera, el cabecero canta como un gallo ronco esta mañana. Un tigre sobrevuela las copas de los sauces y mi pequeño Tambor roe los barrotes esperando que llegue su momento.

Has girado mi cuerpo ahogado… no pares…

- Buenos días amor

Dama

Me contaron, que me había abrazado el fuego, que con su lengua horneó delicias carnosas, que los aullidos son suspiros de pasiones, que la lava es la lujuria de las entrañas. Me contaron que pedía más, que arqueaba mi cuerpo mullido por el compás, que las caricias más frívolas no dejaban de quemar y danzaba en la locura sin parar.

Ellos decían que las máscaras desgranaban la mirada del vicio más suculento, enfebrecida en los destellos luminosos de la perdición, provocadora, retadora. También me contaron, que me arrastraba como una gata, que buscaba placer constantemente, que distraída besaba tu cuello y mordía tu vientre.

… quizás nunca sepas lo que tus ojos me contaron

Tentación

Hace tiempo que he adoptado las calles para verlas renacer. Mi paseo pausado, desperezándome, cuidando de no despertarlas antes de tiempo… él me regala sus rosas, sus cantos, sus imágenes difusas, doradas, y yo me acaricio felina atusando mi alma, día a día, mañana a mañana.

He buscado un rinconcito para meter mis dedos, para sentir la humedad sobre mi muñeca… Me sonrío traviesa a un pensamiento…

…Morfeo escapó mordiendo mis pezones, lamiendo las cuevas y abriéndome la puerta por donde se tienta, poderoso y altivo, el olor del amanecer....

... de algodón

Sudas, inquieto, agarrado a la almohada, te oigo sollozar…

Esta noche no puedes verme, entré por un resquicio de la puerta, sin hacer ruido, una caricia de la brisa, estaré aquí, enredada tu pelo, endulzando tus sueños, velando la inocencia de tu risa.

Shhhh…. yo soplaré las brumas y escanciaré de fragancias las sábanas, mañana cuando despiertes no sabrás que ocurrió y al mirarte al espejo,

encontrarás en tu frente
el beso de una margarita... de algodón.

Acati

Un paso y el abismo
Las rocas despeñadas me adelantan
El viento envuelve mi piel en un escalofrío

…

Separo mis brazos de mi cuerpo
Separo mis piernas de mi pecho
La bofetada me arranca un giro
Una sonrisa y un Beso

Despeñaste mi torre de un soplido
tomaste la piedra, la guardaste en un bolsillo
Busqué la forma de sostener mi torre
De salvar mi castillo

de meterme en ese hueco y llenarlo de esperanza
desnuda hasta la soledad más infinita
sólo sangre de Dragones en el fondo de las aguas
tan necesitadas de tus alas
de tus vómitos, de tu guarda

insensato… robaste la magia
quemaste el cuerpo
acogí tus polvos entre mis dedos

Y desde entonces

Perdido el silencio
el silbido del vacío
acuna mi alma

... de mi dulce Tritón

…. Se cruzan nuestras miradas una y otra vez, las aguas cristalinas, el quejido espumoso de las olas surcadas, el sol salpicándome, robándole el suspiro a la luna, arrancándome una inhalación en cruz sobre la proa del barco. En algún momento se empaparon de mi… y aquí sigue

Salta,
viene,
va,
me llama… quiere jugar.

Hace tiempo que me sigue, hace tiempo que hago como que no le veo, como sino reconociera sus bailes galantes, su sonrisa tímida. En su vestido de charol se acaricia con armonía y descaro, entrando y saliendo, divirtiéndose. Cualquiera de sus saltos serviría, erecto se acercaría a mis labios y entonces....

Mujer piano

Tocaba el piano con una mirada profunda, felina incluso diría yo. Sentada sobre aquel viejo taburete de madera grisácea. Sus piernas se abrían lentamente, acompañando el balanceo de las cortinas que daban a su balcón. Ensimismada en cada nota, volcada sobre cada caricia, besando de sus labios los regalos de aquella brisa en un día de verano. Creo que incluso podría decir que oía sus gemidos, que el perfume de las flores brotaba de ella y no de los jardines, creo que incluso podría decir que hechizaba el atardecer…

Sobre una pequeña mesa de cristal, una nota para él

Ven

Hermes

Me masturbo
tatuando las voces
a un abrazo,
colgada en los suspiros de las rocas.

El viento me sacude
(Suspiro)
- Eres Tú… espumosa y dorada,
difusa sensualidad,
trenzada a mis manos…

Dudas, sientes, piensas…
piensas, dudas….
Sientes

Lo sabes y lo sé… La libertad no tiene alas

Muñeca de esparadrapo

He recogido en la yema de un dedo el rocío de tu noche,
he dibujado una estela de colores sobre mi ombligo,
entre mis ojos
y le he pedido al miedo que se muestre con dulzura,
que abra sus puertas para subirme al armario

He alimentando mi sexo a escasa distancia del abismo,
he trepado hasta tus labios para pintar un cuadro
y ahora me llevo tu piel, quedé pegada a un abrazo.

Titanes

Podría pensar que las fantasías no existen, que la locura es cosa de ciegos, que la pasión duerme casta a los pies de la cordura... pero... yo pude ver el placer despertar abrazado al deseo, coronado por la sinrazón. Podría creer que las ventanas no se abren en los paraísos, que un orgasmo es el sucedáneo del chocolate duro, que el musgo no oscurece en los valles… pero… yo pude ver la virginidad follando implacable el aire más puro y humedeciéndose en una caricia.

Podría sentir que la distancia dibuja esquelas en mi diario, que mi mente se encierra en un cuarto oscuro abrazada a una cruz, que mis piernas no ceden a las caricias de tus labios… pero… nunca respiraría y moriría, moriría.... la luz.