Fue justo con aquel último aspaviento cuando la estrella de cinco puntas se desmoronó por completo y fue a parar sobre su jeta.
Cuanto más especial y delicado es un sueño más posibilidades tiene de desaparecer convertido en polvo ante tus propios ojos, y tú lo acompañas en un grito. Que insensatos.
Cuando te atrape entre mis manos, entre mis piernas… guarda silencio, gime, no increpes a una diosa, porque Cuando una Hembra danza… el Macho… simplemente se acopla.
2 comentarios:
Duro es el deseo de amar a la Diosa pero inmenso el de que ella te acoja.
Como siempre Princesa inmensa sin elogios. Con sinceridad,segura.
Te queremos.
Efe
Y acaso no es ese el sueño de un hombre?...y yo me pregunto, ¿y el de una mujer?...
transparente entre visillos, mi reina.
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