Bueno. Contaban que se quedaría en tierra, en el corazón de la misma ciudad, sumergida en las aguas, metida en su caja de ladrillos; otros contaban con que eran historias vulgares sin voz ni eco, historias de papel mojado que se pisotean en cualquier calle gris de la ciudad, ignoradas, las siempre políticamente incorrectas, rechazadas. Papeles de cristal que traducían las mil lenguas de las manos posadas sobre las pieles. Aullaban, coño que si lo hacían.
Animales insaciables de la jungla, puedo jurarlo, o acaso aquello que se siente no es real?... Entre todos se dibujaba la misma bestia, daban forma a la bestia sentada en su trono con su enorme polla erecta, soltando continuamente su semen, ese celo que impregnaba de un olor penetrante la estancia sin mover un solo dedo.
Creo que me llama, no sé, no sé si el siguiente paso será follármelo y hundir el infierno bajo sus rodillas. Quizás le ate, vende sus ojos a ese mismo trono y me masturbe… Hoy lo pensaré.
5 comentarios:
Ostras, queda todo reducido en el último punto, dudas, incertidumbre...hacerle sentir un juguete... pufff, te quiero
Hechiceras como siempre, tus palabras. Estrictamente bellas. También tus fotografías suelen encantarme. Casi te imagino. Un placer, Liska.
suena bien
suena precioso y tentador
... los vientos andan revueltos, ahora calidos, ahora frios, ahora nitidos, ahora borrosos. Todos llevan un mismo aroma, huelen a celo, celo desparramado por las esquinas, por los callejones, por los ladrillos de la ciudad. La duda es, cual de esos celos encontara cobijo bajo otro celo superior? Besitos Blanca Dama
jajaja... me ha gustado ese ostras ;-) Besosssss mi niña, moni.
Vendados los ojos y entre brumas... sonrío con tus palabras, me gusta que te gusten. El placer es mutuo Conde.
Todo un mundo que cuando tiene oportunidad salta, se aviva y disfruta :) Un beso Pedro.
Quién sabe ;-)... Besitos tb para ti Caballero del callejón.
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