Manías, él las odiaba, siquiera plantearse que los demás pudieran estar vinculados de esa forma a las situaciones le parecía vomitivo. Él mismo se catalogaba el maestro de las manías.
Pero, un día, sin aviso, una duda, así sin más, de repente. Un capricho, algo eventual, qué podían tener de malo? Suponían una incógnita, el principio del precipicio. Un vago temblor recorrió su columna y se deshizo en un pálpito de su polla.
Cuando quiso ser conciente apenas podía recordar nada más que su mirada en ella.
3 comentarios:
Es que no creo que a nadie le gusten las manías pero claro, tod@s tenemos nuestras manías, besines
Como cada renacer; cada mania, su cosa. Cada cosa , su mania y el alba que explota en una nueva mania, Hoy
Besillos
... todos ;-), muaaaaaaackis!! Un abrazo enorme mi niña, Moni.
:) ... y el alba Daryus, que explota en una nueva manía, Hoy. El olor de los amaneceres, tan único, tan inigualable. Besos y mimos para ti tb.
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